La cuestión que plantea la extracción de celestina ¿República Andaluza o protectorado español?
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- Publicado: Martes, 24 Enero 2023 20:22
- Escrito por Carlos Rios

Cuando conocí el caso a través de la prensa (ver aquí) me hice eco de la cuestión en las redes sociales. Unos días después abordaron el tema la marca blanca de Anticapitalistas (AA) y su mayor activo, T. Rodríguez. Hasta aquí, todo en orden.
Sin embargo, el tema de la celestina ha evidenciado dos formas de analizar y categorizar los problemas de Andalucía, y por ende sus posibles soluciones políticas, totalmente distintas. Dos formas de interpretar una mal que toda andaluza conoce muy bien: cómo frecuentemente los recursos y las riquezas de Andalucía son para ser exportados y transformados en otros países. La conclusión que yo saco de este hecho es que somos un pueblo trabajador oprimido por un Estado oligárquico ajeno, que se beneficia de la extracción de nuestros recursos y que nuestra lucha ha de pasar irremediablemente por separarnos de ese Estado. La conclusión que saca Rodríguez y Anticapitalistas es que somos una parte (región) de un todo (el Estado-nación español) al que -por razones desconocidas- hemos de pertenecer obligatoriamente y solo cabe pedir a la potencia administradora de esta colonia al sur de Sierra Morena "un trato menos malo".
Cuando el 1 de enero hablé (espero me disculpen la autocita) de la celestina -el mineral-, dije: “Como ocurrió en el siglo XIX, hoy se llevan el mineral para la industria de otros países mientras en Andalucía sufrimos la más altas tasas del continente europeo de desempleo. Sin una República Andaluza ni controlamos ni aprovechamos nuestros recursos” (ver aquí). Al discutir el tema con mis camaradas de Nación Andaluza lo primero que nos preguntamos -como en otros casos similares- es qué podemos hacer para acabar con este robo de recursos y riquezas al que nos vemos sometidas como colonia interior del Estado español sin tener justamente eso, un Estado propio que nos sirva de herramienta puesta en manos del pueblo trabajador. Comentamos el caso de la Ley de Minas española aprobada en 1869, que puso los minerales andaluces (piritas de Río Tinto, plomo de Linares, carbón del Guadiato o hierro de Alquife) en manos de los monopolios europeos. La usurpación de tierras municipales producida en las desamortizaciones u otros casos de descapitalización y apropiación de nuestra riquezas por parte de las clases dominantes.
Cuando Rodríguez aludió al tema de la celestina dos días después (ver aquí), el 3 de enero, lo hizo de manera muy distinta. Además de calificar el modelo económico que sufre Andalucía no como colonial sino como puramente “extractivista”, la solución que sugirió pasaba simplemente por la presencia de un partido andaluz en las instituciones estatales porque, según sus propias palabras, “ningún partido con sede en Madrid va a pelear [por nuestros intereses]”. Plantear como solución tener un representante en la metrópoli cuando se vive conquistado es un ejercicio de oportunismo político de la peor especie. Obviar la incapacidad competencial de la Junta (una institución creada mediante la ley orgánica estatal 2/2007 y financiada por el Estado español, ante la ausencia siquiera de una Hacienda nacional andaluza que pueda financiar las propias instituciones) para frenar el expolio de nuestro país, una superchería.
El recién estrenado parlamentario de Anticapitalistas J. I. García incluso contó a la prensa el mismo día 3 (ver aquí) que “este es el modelo económico que defiende Moreno Bonilla”, limitando el modelo colonial que azota a Andalucía desde hace siglos a los últimos 4 años del gobierno de Bonilla. Un capotazo al PSOE (¿quizás hay algo que no sepamos?) y al Estado que desde hace siglo nos succiona plusvalías y riquezas naturales.
Semejantes diferencias no son casuales, sino que reflejan unos modelos de Andalucía muy diferentes. El primero es el de una Andalucía libre en forma de república, como reflejaba el artículo primero de nuestra Constitución: “Andalucía es soberana y Autónoma; se organiza en una democracia republicana representativa, y no recibe su poder de ninguna autoridad exterior”. El segundo el de una Andalucía como protectorado colonial. Un país gobernado por el Estado español pero que, normalizado el robo cotidiano de valor y bienes para la reproducción ampliada de capital, tenga un representante local que gestione las migajas.
Volviendo a lo literario, lo que evidencia la celestina -mineral- es el eterno dilema político de Andalucía: entender nuestros problemas como el drama secular que sufrimos y que hemos de solucionar quebrando definitivamente los vínculos coloniales o como la tragicomedia en la que hacer de alcahueta entre una pareja imposible: el sobreexplotado pueblo trabajador andaluz y el Estado que lo oprime. Al final, entre la celestina y La Celestina, entre el mineral y la obra literaria, va a resultar que no hay tantas diferencias.
Carlos Ríos.
Granada, 24 de enero de 2023.